El ozono comenzó a utilizarse como desinfectante hace más de un siglo, y se empleó en la Primera Guerra Mundial para combatir las gangrenas. En la actualidad, se utiliza también para curar el llamado pie de diabético, dado que sus efectos sobre fístulas o abscesos son sorprendentes.
Su aplicación en el campo de la medicina se inició a comienzos del siglo pasado. Los doctores alemanes, Payr y Auburg lo utilizaron para aliviar diversas enfermedades, como la colitis ulcerosa, entre otras. Desde hace años se ha utilizado también en el tratamiento de pacientes oncológicos, y en este campo los beneficios son cada vez más prometedores, según estudios recientes en la Universidad de Marlburg (Alemania). Sus positivos efectos se deben a su poder para actuar contra el principal factor que produce el envejecimiento y el estrés celular: la oxidación orgánica.